29 de marzo de 2009

Sábado negro

Regreso al departamento a las tres de la mañana, cansado y con media botella de ron encima. Intento, a oscuras, entrar a mi cuarto. Una pared se interpone. Saldo: hombre al suelo y un moretón en la frente.

...

Aventura culinaria en Gambas. Ordeno una causa, un arroz negro y un capitán. El coctel salva el almuerzo. Un amigo tiene menos suerte: "No tenemos chicha, éste es un restaurante gourmet", le dice un estirado mozo. Huachafos.

...

Recibo la Hora del Planeta con dolor de cabeza y vómitos. Ataque de migraña y apagón de rigor. Desperté en una camilla con un catéter en mi mano izquierda. Recién a medianoche me atreví a dejar la clínica. Y es que con esta suerte, nunca se sabe.

26 de marzo de 2009

Notas de enfermería

24 - 03 - 09

Mañana. Paciente adulto, apático, nubetor. Desorientado en tiempo, espacio y lugar. Médico de turno recetó ubicaína. Farmacia del hospital informó que medicamento está agotado desde el 14 de febrero. Madre del paciente se comprometió a adquirir genérico en balneario de moda.

Tarde. Paciente refiere tener náuseas. Culpó a un tal Jean-Paul Sartre. No se identificó ningún paciente con dicho nombre en el servicio. Serumista indicó que se trataría de un trastorno psicótico inducido por el consumo de literatura existencialista (sic). Se le administraron Condoritos.

Noche. Paciente se muestra erotizado. Sufrió una erección durante la aplicación del inyectable. Se solicitó al almacén el envío de preservativos para prevenir nuevos embarazos indeseados entre el personal de salud. Pene quedó en observación.

24 de marzo de 2009

Lunes de tos

Lunes: fiebre, migraña, malestar generalizado. Tos, tos, tos. Merecido final de estampas de luces intermitentes, persianas, sábanas blancas, humedad y cervezas.

La tarde avanza lenta como el otoño y, en la cima del dolor, me descubro profundamente inútil para entretenerme a mí mismo. Te extraño y no sé quién eres ni cuándo llegarás. Y el silencio hace más ruido que la televisión. Pero más: tos, tos, tos.

Por la ventana se ve el mar: opaco, verdinegro, soterrado. Mar limeño que esconde: que encubre // que retira a alguien o algo a lugar o sitio secreto // que incluye y contiene en sí algo que no es manifiesto a todos. Yo también escondo: agua salada de mis ojos.

19 de marzo de 2009

Los hombres son de Marte

-¿Qué pasó anoche? –me pregunta un amigo-. Te estuvimos llamando.
-Fui a la casa de P -murmuro avergonzado.
-¿De nuevo?
-… -me encojo de hombros.
-Pucha, compadre, te vas a meter en un lío. Corta eso antes de que el asunto se complique –me aconseja.
-Sí, lo sé.
-Piensa en el pobre tipo, piensa en ella, piensa en ti. Tú no eres esa clase de persona –me dice mirándome a los ojos-. Sé que no estás en un buen momento pero no pierdas la brújula.
-Tienes toda la razón.
-Míralo de este modo: con tantas mujeres en el mundo, ¿por qué meterse con esa? Puedes salir con cualquier otra chica -me anima-, ni que fueras un hongo.
-Gracias por tus consejos, compadre, en serio. Voy a tratar de hacer las cosas bien.
-Es lo mejor; por el bien de todos.

Asiento con la cabeza, sorprendido y orgulloso de mi amigo.

-Bueno, ahora sí, cuéntame -me dice.
-...
-¿Polvazo?

Hay hombres que nunca dejan de ser hombres.

18 de marzo de 2009

Cumbia

Hoy miércoles, hoy miércoles: Bareto y La Mente en el Sargento Pimienta. El que no va, multa.

Discúlpenme, hoy ando con ganas de cumbiar el mundo.

17 de marzo de 2009

Hard trick

-Apúrate, mi amiga te quiere conocer -dijo Cecilia antes de cortar.

Yo ya estaba a sólo unas cuadras de la discoteca, en Larco. Encontré a Cecilia bailando con una chica al lado de la barra. “Ella es Karen”, me la presentó guiñándome un ojo. La amiga era alta, callada y algo torpe. Y parecía interesada en cada cosa que yo dijera. Plancha quemada.

Otra chica se unió al grupo. Se llamaba Rocío y tenía una mirada coqueta. A la media hora, Cecilia nos sorprendería besándonos bajo la escalera que conducía a la pista de baile.

-Huevón, te traje para que te agarres a Karen -me dijo Cecilia sacándome a bailar.
-Pero tu amiga Karen no me gusta -protesté.
-¿Y por eso tenías que agarrarte a la cojuda esa?
-¿Y por qué no? -le dije riéndome.
-¿Sabes que?
-No, dime -le reté acercándome.
-Bésame, carajo.

Cecilia me jaló hacia ella intentando darme un beso pero logré contenerla.

-Mujer, ¿estás loca?
-O sea, a esa huevona sí la besas y a mí no.
-Puta madre, estás loca -concluí dejándola sola en la pista de baile.

Karen parecía interesada en mí. Cecilia quería vengar a la amiga besándome públicamente. Rocío aceptó irse de la discoteca conmigo.

Ahora que lo pienso, que tres chicas quieran algo conmigo en una misma noche es una posibilidad tan remota que, aunque hayan pasado casi cuatro años, merecía un post. Yo también sé ganar.

15 de marzo de 2009

Currículo

Mi primer amor tenía ocho años, la falda larga y los ojos chinos. Y sólo supo de mí un nombre en una lista.

Mi segundo amor vivía frente al parque, en una casa amarilla. Sólo nos dimos un beso.

Mi tercer amor me rompió el corazón demasiadas veces.

Mi cuarto amor me cambió por todos los chicos del mundo.

Mi quinto amor fue también el séptimo. Me dejó hace casi tres años.

Mi sexto amor sale con un chico de 23 años. Ella tiene 28.

Como los milagros, el amor parece ser patrimonio de tiempos pasados y remotos.

12 de marzo de 2009

El chico optimista

-¿Siempre tiendes tu cama antes de ir al trabajo? -me pregunta una amiga-, qué flojera.
-Supongo que muy en el fondo soy un optimista -respondo.
-... -se encoje de hombros intrigada.
-Es que si aún tiendo mi cama -le explico- es porque no he perdido las esperanzas de regresar a casa del brazo de alguna chica.

9 de marzo de 2009

Primera estación

Verano temperamental: húmero, barranquino, meón. Veranillo desafinado, inquieto y burlón.

También: verano de víctimas ausentes y mares verdinegros.

Verano adúltero, verano traidor.

5 de marzo de 2009

El escarabajo mandarín

El primer auto de mi papá fue un Volkswagen escarabajo de segunda, color rojo mandarín, que compró a inicios de los ochenta.

Guardo buenos recuerdos de ese auto: nuestros viajes cortos a Mala para comprar leche y fruta; los paseos al Parque de las Leyendas de los sábados; los desayunos en Lurín con toda la familia, con café y pan con chicharrón. Y mi padre repitiendo en cada trayecto: “Qué fiel es este carrito”. Y sí, pues, para qué comprarse un auto nuevo si su carrito era económico, ocupaba poco espacio y, en caso de avería, bastaba un empujón para ponerlo en marcha.

Pero ya lo dijo el cantante, nada dura para siempre. Un domingo de misa el auto desapareció. Se lo robaron de la puerta de la iglesia y a plena luz del día. Lo buscamos sin éxito durante semanas como quien busca una mascota extraviada. Al año, resignado, mi papá compró su segundo auto.

Casi diez años después, mi papá me despertaría con una gran noticia: “Acabo de encontrar mi Volkswagen”. Estaba sin motor en un taller de autos de Evitamiento, abandonado al lado de otros escarabajos.

-¿Seguro que es tu auto, papá? –pregunté.
-¿Crees que no reconocería mi propio auto? –sentenció.

El dueño del taller, un ex policía, nos pidió un peritaje para determinar que fuera el mismo vehículo. Mi papá replicó que sólo quería darle una buena mirada por dentro. “Te dije que éste era mi carrito”, me dijo sonriente como un niño desde el asiento del piloto. Y eso fue todo. Nos fuimos de ahí contentos, sin reclamos ni amenazas, en el cuarto auto de mi papá.

Hace un año compré un libro titulado “POLIS, visiones y versiones de Lima a inicios del siglo 21”, de Ediciones La Moderna. Curiosamente, entre sus fotografías hay una del escarabajo rojo de mi papá, estacionado en el mismo lugar donde lo dejamos. A parecer, el carrito fiel sigue esperando por él.

3 de marzo de 2009

El tamaño no importa

-¿Qué pasó con tu auto? -pregunto a un amigo al verlo llegar en taxi.
-Lo acabo de dejar en el taller -responde.
-¿Diagnóstico?
-Se le salió un tornillo al motor.

No importa el tamaño de la pieza, sino su funcionalidad.