-¿Qué tienes? -me preguntó Sofía al notar mi desánimo al final de un largo día de trabajo.
-A veces siento que no soy bueno para nada en particular -respondí.
-Eres bueno en tu trabajo.
-Soy un fraude, en realidad. Una mala combinación del talentoso señor Ripley con el cobarde Robert Ford.
-No digas eso.
-Además, odio mi trabajo -me quejé.
-Pues yo creo que eres bueno en muchas cosas -intentó animarme Sofía-. Por ejemplo, escribes bien.
-Pero no tengo talento. Nunca seré realmente bueno. Como tampoco lo seré en el dibujo o en la música -me lamenté-. Me siento como la hermana menor de Diane Keaton en Interiores.
-Escúchame -me interrumpió Sofía-: tú eres de esa clase especial de personas que son buenas siendo buenas. Es un don que muy pocas personas tienen. Deberías sentirte orgulloso por eso.
No supe qué responderle, sus palabras me habían desarmado de todo cinismo. Me acerqué a ella y le di un largo beso en los labios abrazándola fuertemente. Con suerte, la próxima vez me dice que soy bueno en la cama.
TE FUISTE 2024
Hace 1 mes.