28 de septiembre de 2009

Sólo para niños

-Gonzalito, qué elegante estás -le digo a mi sobrino de cuatro años-. ¿Adónde vas?
-¡Al cumpleaños de Rodrigo! -grita entusiasmado.
-¿Y yo también puedo ir? -interviene mi mamá.
-No pues, abuelita -responde Gonzalito muy serio-: a mis fiestas no van viejitas.

Apuesto a que Papá Noel se olvida de alguien esta navidad.

25 de septiembre de 2009

La 56

-Mi amor, no te vengas -me suplicó jadeante Sofía-. Piensa en otra cosa.
-¿En qué? -protesté entregado.
-¿Cuánto es ocho por siete?
-¡Cincuenta y seis!

Malditas matemáticas: nos dio tal ataque de risa que ninguno de los dos se vino.

20 de septiembre de 2009

Km. 107

-En realidad no somos tan diferentes, ¿sabes? -interrumpí a Sofía.

Ella me miró intrigada desde el volante.

-Es decir -continué-, somos distintos pero nos gustan las mismas cosas.
-¿Por ejemplo? -me respondió escéptica.
-Esta canción.

Subí el volumen de la radio: Come on now baby gimme just one look/You can't start a fire sitting 'round crying over a broken heart/This gun's for hire/Even if we're just dancing in the dark.

Sofía sonrió y siguió manejando. Habíamos dejado Lima hace más de una hora. Atrás quedaban esas tontas discusiones que habían ocupado nuestra semana. Ya no importaba qué tan distintos fuésemos, sino que en diez minutos estaríamos solos los dos.

18 de septiembre de 2009

Carta para leer en el camino

Setiembre 17, 2009

Como nunca, hoy me levanté antes de las siete a.m. Cuando abrí los ojos no supe dónde estaba por un segundo. Era tu cuarto. Reconocí la nubecita, esa que tanto me gusta, colgada de la persiana. Me volví hacia ti. Traté de jugar contigo, de despertarte. Dulce y paciente, como siempre, me preguntaste si podías dormir un rato más. Te abracé. Me dijiste "te quiero". No sabía qué hacer. Ya no tenía sueño. Te pregunté si querías que hiciese café. Más paciente aún, lo hiciste tú. Encendí tu laptop y estuve curioseando mis cuentas hasta que sonó el despertador.

Cuando saliste de la ducha me viste con una sonrisa chateando con alguien. Te contesté, cuando me preguntaste con quién, que era mi amigo Martín. Justo le estaba contando que estaba en casa de mi chico enfermero. Martín preguntó:

-¿Sales con un enfermero, Sofía?
-Sí.
-Seguro que es como todos esos enfermeros con pretensiones de doctor.
-De escritor -le dije-. Sólo que él no tiene pretensiones, esas me las deja a mí.

No te diste cuenta, pero al terminar de tipear esa frase te miré. ¿Eres mi enfermero sin pretensiones de escritor? No. Sólo eres mi chico. El que anoche me llevó a cenar. Al que quiero tanto.

Sofía

11 de septiembre de 2009

Banana republic

Sofía me dijo ya vengo y desapareció de la cola del supermercado dejándome a cargo de las compras. Al rato, reapareció con cara de haber hecho una travesura. Traía una caja de condones. De los de sabores.

-Todos deberían ser... -comenzó a decirme pero se detuvo.
-¡De plátano! -terminé la sentencia con entusiasmo.

Pero Sofìa ya no sonreía. Por el contrario, miraba nerviosa por encima de mi hombro. Sus papás, me dije. Volteé lentamente esperando lo peor. Sin embargo, para mi sorpresa, la persona que estaba detrás de mí era la cantante Susana Baca. Aparentemente divertida con la conversación, nos sonrió con sus grandes dientes blancos.

Tal parece que Susana también los prefiere de plátano.

8 de septiembre de 2009

Plan de vacaciones

-¿Puedo tomarme dos semanas de vacaciones a fin de año? -le pregunté a mi jefa-. Estoy planeando viajar a Guatemala.
-¿Por trabajo, estudios o qué? -me respondió.
-De paseo.
-¿Luna de miel?
-Algo así.
-¿Y por qué tanta anticipación?
-Es que si no compro los pasajes con tiempo, van a subir de precio.
-Mejor, así no te gastas tu sueldo en lujuria ni vanidad.
-No se me ocurriría nada mejor en qué gastarlo.
-¿No sabes que las navidades son para pasarlas en familia esperando la llegada del niño?
-Gracias a Dios, soy ateo.
-Además, para lo que van a hacer, deberían irse más cerca.
-¿A la avenida La Marina, por ejemplo?
-No seas corriente. Yo me refería a un resort en Punta Sal, Paracas o Tarapoto.
-¿Me vas a dar permiso o no? -terminé por perder la paciencia.
- Pucha, qué afanoso eres C.N.-se quejó-. No dejes que tu chica se dé cuenta de que estás con el calentamiento global. No te vaya a estar usando.
-Yo creo que eso es justamente lo que me faltaba.
-¿Qué?
-Uso.

Varias carcajadas después, obtuve mi permiso por escrito. La risa, remedio infalible.

6 de septiembre de 2009

While you're busy fucking other plans

Una amiga me dijo hace un par de semanas: “Ya era hora de que estés contento, C.N. Pero, por favor, no lo arruines con tus tonterías”. Me hablaba, por supuesto, de Sofía. Lo que no me quedó muy claro era a qué tonterías se estaba refiriendo. Pero, ante la duda, preferí enviar su comentario a mi papelera mental de reciclaje.

El tiempo no tardó en darme una lección. A los pocos días Sofía se molestó conmigo por arruinar la noche con mi mala costumbre de tomar el lado depresivo de la vida. Durante la cena no hice más que lamentarme de que la vida carezca de sentido y de que todo sea absurdo y contingente. Cómo se construye una relación a largo plazo en medio de ese deprimente panorama existencial, es algo que no pude explicar. Creo que ni Sartre ni Nietzsche ni Cioran hubieran podido. Sofía, linda pero no idiota, me mandó por un tubo y me dejó muy en claro que, si no empiezo a ver el vaso medio lleno, me voy a quedar sin novia.

Basto sólo un par de días para que volviera a meter la pata. Esta vez, por hablador. Se me dio por opinar sobre una serie de aspectos de la vida de Sofía que ni siquiera alcanzo a comprender. Cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde: Sofía estaba molesta de nuevo y con justa razón. A nadie le gusta ser juzgado, menos por alguien que recién te empieza a conocer.

Después de todo, mi amiga tenía razón; soy de los tontos que dejan pasar la vida mientras van ocupados con sus neurosis. Felizmente, también soy de los tontos que hacen de todo por una mujer. Incluso, dejar de hacer tonterías.

1 de septiembre de 2009

Chez moi

-Quédate a dormir conmigo esta noche -le dije a Sofía antes de salir de su casa.
-Ya, lindo -respondió estusiasmada y guardó en su cartera un antifaz, unos tapones para los oídos y un par de pastillas para dormir.

Me pregunto si eso aún califica como dormir CONMIGO.