24 de diciembre de 2008

Resumiendo

He postergado este post por varias semanas. No quería admitir algo que la mayoría de ustedes debe haber resuelto hace un buen tiempo: estoy deprimido. Deprimidísimo. Me siento débil, sin fuerzas y a punto de mandar todo al diablo. No sé cómo sacarme de encima el desánimo, las migrañas o las pesadillas. Ni cómo afrontar la claustrofobia que me produce la oficina.

Hace unos días una amiga me escribió: "se acaba este 2008 y estoy más vieja y sola que en el 2007". La idea me hizo un nudo en el estómago porque me siento más viejo y más solo que nunca. Los amigos que frecuento son tres o cuatro. Los demás quedaron en el camino, en medio de este encierro involuntario.

Las paradojas de la vida: en la búsqueda de una relación seria me he quedado solo. Cansado de que me rompan el corazón decidí hacer las cosas bien. Con calma. Con algo de sabiduría. No sufrir ni hacer sufrir gratuitamante. No más melodramas. Pero fracasé. He terminado sumergido en mí mismo. En más de lo mismo. Y me estoy ahogando.

El 2008 se acaba para mí esta noche. Mañana a primera hora salgo de viaje sin mayores expectativas que olvidar que aún faltan seis días para que acabe el año. Ojalá y no llueva en el camino.

Los peces en el río

"... beben y beben, y vuelven a beber, los peces en el río, al ver al Dios nacer".
 
Tremenda resaca con la que deben andar los pobres peces. Como yo.

23 de diciembre de 2008

La última de Gonzalito

-Gonzalo, ¿es verdad que quieres una granja? -le pregunto ayer a mi sobrino de tres años.
-Sí, una glanja con todos sus animales: con un caballo, con un hipopótamo, con un murcielayo...
-Bueno, Gonzalito, entonces ese va a ser tu regalo de navidad. ¿Ok?
-¡Nooooooo! -grita desconcertándome.
-¿No quieres que te regale una "glanja" por navidad?
-¡Yo quiedo mi glanja AHODA!

Pedazo de dictador que me tocó de sobrino.

22 de diciembre de 2008

Ayuda en acción

Acabo de recordar que hace un par de años -luego de ver "About Schmidt"- adopté a un niño de ocho años a través de una ONG. Debía depositar treinta soles mensuales para apoyar en su educación. Como parte de la experiencia, él me enviaría dibujos y cartas contándome de su vida y la de su familia.

El primer dibujo que recibí fue de su colegio. En uno de los cerros que lo rodeaban había escrito con una letra torpe y nerviosa: mi escuela de Piura. Alguien había arruinado el dibujo añadiendo con lapicero: "Para C.N.". Pero no me importó. Por el contrario, estaba emocionado. Decidí escribirle yo también. Le conté de mi familia y de mi novia, en una carta sencilla y tierna.

A los dos meses llegó otro dibujo. Esta vez de su familia. Había colocado los nombres de sus papás y sus hermanos debajo de cada personaje. "Para que conozcas a mis papis y mis hermanos, C.N.", se leía al reverso. La letra no coincidía. Estaba claro que el dibujo no era para mí. Me sentí timado. Le mandé una última carta contándole cómo mi novia me había dejado por su jefe y había arruinado todos mis planes. Daba igual, la carta seguramente la leería algún funcionario de la ONG y no el niño.

No volví a recibir otro dibujo. Y con el tiempo dejé de enviarle dinero. Ahora pienso que no debí hacerlo. No había por qué esperar algo a cambio para ayudar. Pero a veces necesitamos ser egoístas.

21 de diciembre de 2008

Annie Hall

Ayer, por enécima vez, vi Annie Hall. De lejos, mi película favorita.

Dos chistes excepcionales. El primero es una cita de Groucho Marx que resume perfectamente la paradoja de las relaciones humanas: "Nunca aceptaría pertenecer a un club que admite a miembros como yo".

El segundo, el de un hombre que visita a un psiquiatra para explicarle que su hermano se cree una gallina. Cuando el médico le pregunta por qué no lo interna en un manicomio, éste responde: "lo haría, pero necesito los huevos". Alvy, el personaje que interpreta, Woody Allen, concluye: "Las relaciones son totalmente irracionales, locas, absurdas... pero seguimos intentándolo porque la mayoría de nosotros necesita los huevos".

Ayer, mientras veía la película llegué a una conclusión: Alvy era como New York, una isla. Yo soy como Lima, gris y nublado.

19 de diciembre de 2008

Sobremesa

-Dime, C.N., ¿tú tienes novia? -me pregunta la tía de mi amiga.
-No señora. Pero aún no pierdo las esperanzas.
-Pues mira que yo tengo dos hijas solteras -me dice riéndose.
-¿Y ya estarán durmiendo? -respondo.
-Sus hijas son muy grandes para ti, C.N. -interviene la mamá de mi amiga entre risas-. Pero tenemos una sobrina de tu edad que es perfecta.
-¿Quién? -pregunta la tía.
-Karencita, pues.
-Ah, Karen es linda, C.N. -me anima mi amiga.
-Ay, pero esa chica tiene un carácter -se queja la tía-. Y es orgullosa como ella sola.
-No se preocupe, señora -la tranquilizo-: yo soy sumiso, no tengo carácter y el poco orgullo que me quedaba se lo almorzó mi ex novia. ¿Cuándo me presentan a Karencita?

Todos reímos de nuevo. Aunque podría jurar que esta vez fue por compromiso.

Cuento breve

Había una vez una ilusión que se acostaba temprano. Con su ex esposo.

[Hoy sólo tengo ganas de que acabe el año]

17 de diciembre de 2008

Lentes de estreno

I

Hace unos días fui a la óptica en busca de los lentes más económicos que tuvieran. Pero salí con unos Ray Ban carísimos.

Me sentí encantadoramente superficial.

II

El mundo se ve distinto con lentes. Distante. Como mirar a través de una cámara. Y yo que ya me sentía bastante ajeno.

Extraño la neblina. Hoy todo se ve dolorosamente nítido.

14 de diciembre de 2008

Tarea del domingo

No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.
No debo mezclar vino tinto y whisky en los matrimonios.

[Fiesta con mucho vino, whisky y cerveza. La cerveza la ignoré pero me tomé todo lo demás, hasta lo que no era para mí. Empiezo a pensar que lo mío es entretener a los demás]

13 de diciembre de 2008

En off

Al tercer pisco Manuel me dice que debe levantarse temprano al día siguiente. Inmediatamente su esposa se apura en recoger las copas. Es hora de irme. Ha sido una cena estupenda, estoy ebrio y satisfecho. Pero hubiese querido tomarme un trago más. Es más, debería hacerlo. Apúrate.

El bar está cerrado, demonios. ¿De dónde ha salido tanta gente hoy? Todos parecen apurados. Camino hacia el parque en busca de aire. En las bancas las parejas no dejan de besarse. Siento frío. Y vuelvo a huir.

No recuerdo nada. Estoy al final de una calle oscura que se bifurca en dos caminos. Descubro entre mis manos una bolsa negra con dos latas de cerveza. Una está vacía. Una extraña necesidad se apodera de mí. Tomo el desvío de la izquierda y abro la segunda cerveza. Todo se empieza a apagar de nuevo.

Estoy empapado en cerveza. Ximena no contesta. Andreíta lo hace de mala gana. La conversación se corta, me he quedado sin saldo. Apuro el paso. Todas las casas lucen iguales: sepias, borrosas, danzantes. Amenazantes. Un teléfono público. Monedas. Andreíta ha apagado su celular. Ximena sigue sin contestar. Dejo varios mensajes en sus buzones. Necesito hablarles. Hablar con alguien. ¿Dónde quedaron todos? ¿me habré quedado solo? Lanzo mis últimas monedas a los autos que me apuntan desde la avenida. Es hora de volver a casa.

12 de diciembre de 2008

Pastillas para no soñar

Acabo de despertar. Con el presentimiento de que algo malo está a punto de pasar. Con el miedo a ser sorprendido desnudo en la oficina. Con la impresión de que Ximena está embarazada y acaba de mudarse al departamento de al lado. Con la angustia de ser descubierto con otra chica en tu fiesta de cumpleaños. Con la sensación de estar cayendo.

¿Cuántos miedos caben en cinco horas de sueño?

10 de diciembre de 2008

Va o no va

-C.N., ponte la corbata que tenemos reunión en unos minutos-me dijo hoy mi jefa.
-¿Es imprescindible?
-¿Qué cosa? -respondió sorprendida.
-La corbata. Es que se me ve ridículo con ella.
-Pues todos usan corbata en esta oficina.
-Pero es que yo llevo el cabello largo -le expliqué-. Y cabello largo con corbata, no va.

Sus fosas nasales comenzaron a hiperventilar.

-¡Voy a parecer un hippie vestido de yuppie! -gimoteé.

Mi jefa tomó un respiro, me miró fijamente y gritó: ¿¿¿CUÁNDO VAS A CORTARTE ESE PELO???

["Linda corbata" me dijo el idiota del vigilante cuando salía de la oficina]

9 de diciembre de 2008

Miopía

En menos de dos años mi visión se ha reducido considerablemente. Ayer en el cine apenas si podía distinguir los subtítulos y, hacia el final de la cinta, me vi fozado a prescindir de ellos. Si la película hubiese sido iraní habría tenido que adivinar los diálogos.

En un inicio pensé que era un efecto secundario de las pastillas para dormir, pues me dejaban bastante somnoliento durante todo el día. "Debe ser por eso que veo todo borroso", me decía. Luego empecé a culpar a los autos de llevar las luces muy altas, a los carteles de tener letras tan pequeñas, al Cinematógrafo de utilizar un proyector tan viejo. Una vez más mi incapacidad generalizada para afrontar la realidad me estaba jugando una mala pasada. Me impidió ver que estaba perdiendo la vista, menuda ironía.

Al final me he acostumbrado a estos días parcialmente nublados. La ventaja de ir perdiendo la vista -como escribió alguna vez Julio Ramón Ribeyro- es que notamos menos la fealdad de la gente. Y también la nuestra.

6 de diciembre de 2008

Mi peor virtud

La mayoría de personas no asume sus defectos. O, peor aún, pretende asumirlos de una manera terriblemente huachafa. Basta revisar cualquier diario o revista para descubrir que tal o cual es "demasiado responsable", "demasiado sincero" o "demasiado exigente". Es decir, personas cuyos peores defectos son virtudes exacerbadas.

Me encantaría que alguien se atreviera a responder que su mayor defecto es que le gusta hurgarse la nariz, que es pésimo en la cama o que le gustan las canciones de Paulina Rubio. Dichas confensiones serían, por lo demás, una contribución importante a la salud mental del país.

Y es que si las personas no se reconocen como seres humanos, cómo esperar que empiecen a reconocernos a los demás.

Inconclu

[Este iba a ser un post pero mi botella no paraba de llover]

5 de diciembre de 2008

3 de diciembre de 2008

Mi querida terapista

El día que conocí a mi terapista tuve la corazonada de que nuestra relación no llegaría a buen puerto: Susan usaba un cuaderno de Hello Kitty y un lapicero con cargas de distintos colores.

Ir a verla no fue idea mía sino de mi familia. Me había desmoronado frente a todos y lo menos que podía hacer por ellos era tranquilizarlos yendo a psicoterapia.

-No te preocupes, C.N.-me dijo Susan durante la primera sesión-, lo tuyo parece ser un caso de depresión leve.

Me pidió que llenara unos cuestionarios y que volviera en una semana para comenzar la terapia. La sesiones de todo el mes, por cierto, debían pagarse por adelantado. "¿Por si me suicido antes?", pensé.

A la semana siguiente me recibió muy seria: necesitaba medicación con urgencia. Yo mismo tenía que buscarme un psiquiatra. Eso sí, la psicoterapia la daba ella. "Y que mejor sean dos veces por semana", agregó.

Fui a verla cada martes y jueves durante casi ocho meses. Fue un desgaste innecesario para ambos. Susan no lograba determinar cuál era mi problema y yo no podía seguir entre lo que me decía el psiquiatra y lo que [no] me decía ella. Por lo demás, nos pasábamos la hora discutiendo.

Un jueves, una hora antes de mi sesión, me llamó para decirme que se iba de viaje por un tiempo y que me devolvería mi dinero. Lo recogí esa misma noche. Me lo entregó su portero.

Yo pensé que si algo le había quedado claro de nuestras sesiones, es que tengo problemas con el abandono.

1 de diciembre de 2008

Ataque de ansiedad

"Con el doctor Gonzales, por favor". "Sí, sí, psiquiatría". Espero unos minutos.

-¿Con quién hablo? -contesta una voz apática.
-Doctor Gonzales, soy C.N.
-...
-Estuve en su consultorio el lunes. No sé si me recuerda -evidentemente no-. Me duplicó la dosis de Rivotril.
-Ah, claro, C.N. -finge acordarse-. ¿Te duplicamos la dosis, verdad?
-Sí, ahora son 2 mg de Rivotril con 30 mg de Remeron por la noche y 1 mg de Rivotril al mediodía -le recito-. Pero creo que la del mediodía no me está haciendo mayor efecto.
-¿Y cuánto de Rivotril tomas por las mañanas?
-Nada -respondo avergonzado.
-¿Y clonazepán?
-1 mg mañana, tarde y noche, doctor.
-Pues entonces sube el clonazepán del almuerzo a 1.5 mg -sentencia matemáticamente- y a ver cómo vamos hasta el lunes.
-¿Eso es todo?
-Sí, con eso debe bastar.
-Estupendo, doctor -le respondo con sorna-. Nos vemos el lunes, entonces.

Así transcurrieron mis días durante más de dos años. Entre médicos, pastillas y ataques de ansiedad. Cuando me di cuenta de que jamás me darían de alta, abandoné el tratamiento. Recuperé mi depresión, mis manías, mi insomnio, mi rebeldía y mis fracasos. Y, sobre todo, mi libertad.

Ps.- Ya salieron los resultados de la votación.

28 de noviembre de 2008

Sincera confesión

Señor Juez:

Soy egocéntrico, depresivo, manipulador, introvertido, ansioso, sarcástico, débil, contradictorio, posero, tímido, obsesivo, pesimista, cínico y bipolar. En suma, un imbécil.

Pero júzgueme usted.

C.N.

27 de noviembre de 2008

Adulterio

Desde hace un par de semanas vengo recibiendo tentadoras propuestas por parte de una amiga que está de paso por Lima. "Te invito unos tragos, ¿puedes?"; "Estoy en mi hotel con chelas pero se han ido mis amigas, ¿tienes ganas de tomar?"; "¿Seguro que no quieres venir al hotel? Estoy súper ebria"; "Ya estoy en mi cama pero me siento sola, preferiría tu compañía"; "Creo que nunca vas a animarte a venir. Qué joda. Tengo todo el cuerpo acelerado"; son algunos de los mensajes que he recibido.

Sé que se preguntarán: "¿Qué estás esperando, C.N.? ¡Si no la ves como dos meses!". Pues hay un detalle no revelado: mi amiga está casada. Sin hijos. Con un tipo que conozco. Y aunque ella alega que su relación no anda en un buen momento, el asunto me tiene de lo más contrariado.

Este blog está a punto de convertirse en interactivo. Comentar es cosa del pasado, estimado lector. Si algunas novelas permiten a sus televidentes decidir con quién debe quedarse el galán de turno, ¿por qué este blog no puede llegar aún más lejos?: hoy usted decide si este bloguer debe estrenarse en el difícil arte del adulterio.

VOTACIÓN

En relación con el dilema planteado líneas arriba, usted considera que el Chico Nube debe:

a) Ir. "Aprovecha al máximo su estancia".
b) Ir pero sólo una vez. "Sácate el clavo".
c) No ir. "Siempre queda el onanismo".
d) No contestar más sus mensajes. "Gánate el cielo".
e) Ninguna de las anteriores. Especificar.

La votación se cierra el fin de semana.

01/12/08. Resultados de la votación

Ganó el onanismo, con cinco votos. Las opciones a) y d) quedaron empatadas con tres votos cada una. Dos personas propusieron que me acueste con otra y una votó porque vaya al hotel pero sólo una vez. Finalmente, tres lectores comentaron pero no votaron (¿voto en blanco?).

Menos mal no tiré a la basura el encarte de ropa interior de Ripley.

25 de noviembre de 2008

Conversación en un baño de hombres

Pieza en un acto para tres actores. 
 
Tres amigos entran a un baño público. Cada uno se ubica frente a un urinario. A uno se lo escucha orinar entrecortado.
 
Amigo 1: Compadre, ¿qué haces?
Amigo 2: ¿Qué crees que hago?
Amigo 1: Cualquier cosa menos mear.
Amigo 3: Sí, es la tercera vez que te escucho orinar entrecortado. Tienes que ir al urólogo.
Amigo 2: Paso.
Amigo 1: ¡Pero si ya tienes la excusa perfecta para que te hagan un examen de próstata!
[Todos ríen]
Amigo 3: Fuera de bromas, tienes que ir a verte.
Amigo 1: Sí, no vaya a ser que arruine aún más tu pobre desempeño sexual.
Amigo 2: ¿Cómo diablos lo va a afectar? ¿Eyaculando entrecortado?
Amigo 1: ¡Vas a ser multiorgásmico!
[Todos ríen]
Amigo 3: Bueno, hablando en serio, ¿cuándo vas a ir al urólogo?
Amigo 2: Nunca.
Amigo 3: ¿Por qué?
Amigo 2: Por muchas razones.
Amigo 3: ¿Prefieres que se te caiga a pedazos?
Amigo 2: La verdad es que sí.
Amigo 3: No seas infantil, ¿qué tan malo puede ser?
Amigo 1: Sí, compadre, sólo te van a meter el dedo hasta el fondo. No creo que sea tan traumático.
[Todos ríen]
Amigo 2: No es sólo eso...
Amigo 1: ¿Qué puede ser peor que eso?
Amigo 2: ¡Que me la va a tocar!
Amigo 1: Mongolito hubiese preferido, carajo.
Amigo 3: Bueno, te la toca y qué.
Amigo 2: Que no quiero que me la toque un hombre.
Amigo 1: ¿Tienes miedo que se te pare?
[Todos ríen menos Amigo 2]
Amigo 3: Pero consíguete una uróloga.
Amigo 2: ¿Hay urólogas? ¿en serio?
Amigo 1: Pensé que se llamaban kinesiólogas.
Amigo 3: Claro que hay urólogas. ¿Ahora sí vas a ir?
Amigo 2: Pucha, no sé...
Amigo 1: ¿Y ahora qué?
Amigo 2: Es que si me la coge una chica...
[Amigo 1 y Amigo 3 escuchan atentos]
Amigo 2: ...se me para sí o sí.
 
Se escucha el ruido del flush. Amigo 1 y Amigo 3 se lavan las manos y salen del baño sin hacer comentarios, moviendo la cabeza. Amigo 2 continúa en el urinario. El público aún puede oirlo orinar entrecortado.
 
[Nota: Todos los personajes que aparecen en esta pieza alegan ser ficticios]

24 de noviembre de 2008

Odio a los pitufos

Ayer, como todos los domingos, fui a almorzar a la casa de mis papás. Todos habían ido a Chaclacayo a conocer al hijo de una prima y sólo estaban mi papá y mi sobrino de tres años. Compramos pollo a la brasa, un litro de helado y un chocolatito para Gonzalito.

Durante el almuerzo mi sobrino estuvo insoportable: derramó la gaseosa, se subió a la mesa, jugó con el pellejo del pollo, tiro las papas al perro. En fin, todo lo que suele hacer cuando no está su mamá cerca. Cansado de sus malcriadeces le dije molesto: "Gonzalo, cállate y come". Santo remedio. Terminó su plato en silencio, cogió su chocolate y se escondió en el jardín.

Por supuesto, apenas llegó su mamá, mi sobrino corrió a su encuentro con un llanto contenido.

-Mamá, C.N. es malo -le dijo.
-¿Por qué, mi amor? -preguntó mi hermana.

Envalentonado, mi sobrino me buscó con la mirada. Gran error, le lancé una mirada amenazante dándole a entender que estaba totalmente dispuesto a delatarlo.

-¿Qué te hizo tu tío? -insistió mi hermana divirtiéndose.
-C... N... es... malo... -tartamudeó Gonzalo-, me compló un chocodate bien chiquitito, mamá.

19 de noviembre de 2008

Ensayo sobre la ceguera

Hay momentos en la vida en los que elegimos no ver. Como cuando el dolor es muy grande. Porque ver duele. Arde. Quema. Entonces, de manera casi inconsciente, cerramos los ojos. Simplemente pasa. Me pasa.

Para cuando Rebeca me dijo que su tía le había alquilado un departamento para que estudie por las tardes, yo ya había perdido la vista. Lo asumí como todo lo de ella: sin demostrar emoción alguna que me pusiera al descubierto. Poco importó que nunca me hubiera hablado de esa tía ni que su historia no tuviera sentido en una familia llena de dificultades económicas. Más fácil era no preguntar.

El departamento estaba ubicado en San Borja, tenía sólo una habitación y estaba amoblado. El mismo día que me habló de él fuimos al Jockey Plaza a comprar vajilla, ropa de cama, utensilios de cocina, útiles de aseo personal e implementos de limpieza. También un televisor de 21''. Luego fuimos al departamento a estrenar nuestras sábanas. Con sólo 17 años tenía un departamento para mi novia y para mí.

Hasta hoy no sé con qué dinero compró todas esas cosas. Es probable, además, que nunca se lo haya preguntado. En aquellos días me bastaba con saber que teníamos un refugio lejos de su familia y de la mía donde podíamos jugar a ser felices. De lunes a sábado, de dos a nueve.

Una tarde encontramos un tipo adentro encerando la sala. Él, a diferencia nuestra, pareció no sorprenderse con la visita. Rebeca, visiblemente nerviosa, me dijo que era un amigo que la ayudaba con la limpieza a cambio de utilizar el estacionamiento. Ambos se encerraron en la cocina y, al cabo de un rato, el tipo salió, se despidió y se fue. Una vez más, no dije nada. Pero la última vez que vi a Rebeca, años después, planeaba casarse con él.

18 de noviembre de 2008

Sintaxis femenina

El domingo salí a tomar un café con una amiga a la que no veía hace varios meses. Hoy me escribe:
 
C.N., quiero hacerte una pregunta: si tú y yo nos vemos después de un buen tiempo, como el otro día, ¿me invitarías a salir o algo asi? No sé si me explico.
 
Como le tengo mucha confianza (y no le entendí mucho), repregunté:
 
Ayúdame a entender tu pregunta, quieres saber...
 
a) ¿Si te invitaría a salir si yo fuera un chico X (en abstracto)?
b) ¿Si yo te invitaría a salir (futuro próximo)?
c) ¿Si yo quiero invitarte a salir (presente)?
 
Su respuesta fue: "d) Todas las anteriores".
 
Nunca dejará de sorprenderme la capacidad de las mujeres para aglutinar tantos significados en un mismo significante.

16 de noviembre de 2008

Sábado sin gloria

Matrimonio sin suerte el de ayer. Ximena, mi ex, y su novio también habían sido invitados. Me salaron la fiesta.

No pude salir a matar, como recomendó CeCiCa. Las pocas chicas que llamaron mi atención estaban casadas o habían ido en pareja. Terminé de refugiado en la mesa de unos amigos, estratégicamente ubicada al lado de la barra.

Al final de la fiesta, la novia de un amigo a la que veía por primera vez me pidió permiso para tomarme una foto.

-Realmente eres todo un personaje, C.N. -se justificó-. No quisiera irme sin una foto tuya.

Y me tomó unas tres fotos.

Hasta ahora no resuelvo si lo que esa chica me dijo ha sido un cumplido o, como temo, un insulto.

12 de noviembre de 2008

Pa' bravo yo

No suelo poner la radio. La odio. Desde Raúl Vargas hasta Carlos Galdos y su mañana maldita. Pero no man is an island y, como reza la publicidad, la radio está más cerca de la gente. Así que, ni modo, se me impone como banda sonora de cada viaje en taxi, combi o colectivo que realizo por Lima [el ipod, en estos casos, sirve de poco: el volumen suele ser tan alto que competir es una tarea inútil].
 
Hace unos días, de regreso a mi casa, escuché por primera vez uno de los programas más bizarros del dial: "El show de Jeta Jeta y los Bravo-pedidos" [sic]. La "gracia" del programa está en atender pedidos musicales de los oyentes con la voz de la parodia que hacen de Julio César Uribe en "El especial del humor". El humor, como entenderán, es involuntario. Porque es difícil divertirse con un tipo que repite en cada llamada: "métete con blanco, métete con cholo, métete con chino... pero no te metas con negro sin chamba". Bueno es culantro pero no tanto.
 
Por lo demás, algunas llamadas son desconcertantes:
 
-Habla, blanquiñoso -contestó el bravo Jeta Jeta.
-Hola Jeta Jeta -respondió una voz menuda.
-Déjame adivinar, blaquiñosa: ¿tienes 15 añitos?
-Tengo 10 añitos, Jeta Jeta -dijo diforzadamente la niña.
-Bueno, blanquiñosa, ¿cuál es tu bravo-pedido?
-Quisiera escuchar "Amanecí contigo" de Hildemaro -pidió la niña.
 
Y le dedicó la canción a su mamá y a su papá, como en un concurso de Nubeluz.
 
Lo peor es que nadie pareció soprenderse con el dislate. Por eso nunca enciendo la radio.

8 de noviembre de 2008

Antiácido

-Doctor, ¿qué tal mis pruebas? ¿ingresé? -no pude evitar la broma.
-Veamos -dijo el médico sin esbozar sonrisa-: hematíes, bien; hemoglobina, bien; hematrocitos, bien...

Yo no entendía nada de lo que hablaba pero me sonaba esperanzador.

-Leucocitos, 5,730 -siguió-; eosinófilos, 9%...

Aquí se detuvo un momento. Garraspeó. Luego siguió leyendo. Yo morí y volví a nacer en ese breve lapso.

-Basófilos, blastos, mielocitos, metamielocitos: todos cero -continuó.
-Pobres, los van a castigar -volví a bromear.

Pero al médico no parecían hacerle gracia mis comentarios.

-Abastonados, segmentados, monocitos, linfocitos: correcto -concluyó-. Todo parece andar bien.

"¡¡¡Estoy cureeedo!!!", grité para mis adentros para no enojar más al médico. Podría recetarme un supositorio en venganza.

-Más bien, el resultado de la otra prueba sobre enfermedades infecciosas ha salido "indeterminado" -agregó luego.
-¿Indeterminado? -me encogí de hombros con la sensación de haber sido traicionado por la ciencia.
-Quédate tranquilo, es probable que no sea nada. De todas maneras, te estoy recetando unas pastillas por unos días.
-¿Por tiempo indeterminado? -pregunté con mala leche.
-No, por diez días -respondió muy serio-. Y también vas a tomar ACI-TIP.
-¿Qué es eso?
-Un antiácido -me explicó con una sonrisa burlona.

El tratamiento resultó menos duro de lo que temí. En todo caso, ya saben a quien culpar si empiezo a escribir distinto.

6 de noviembre de 2008

Suerte aftosa

Ayer, finalmente, fui al médico. Su diagnostico presuntivo: estomatitis aftosa. Ordenó dieta fría y pruebas de laboratorio. Y, sobre todo, evitar el estrés. Siguiendo la prescripción médica pasé la tarde en cama, viendo películas y comiendo helados. Nada mal para estar enfermo.

Pero hoy un amigo me devolvió a mi nube con su correo:

"La estomatitis aftosa una enfermedad viral contagiosa que afecta a los animales (vaca, cerdos, cabras y ovejas), causando fiebre y ampollas en la boca y la piel. Sólo la transmiten los animales (nunca entre las personas). En las personas se caracteriza por: dolor de cabeza, faringitis y apatía, y tras unos días surgen ampollas en la piel (dedos, palmas de las manos, plantas de los pies). Surgen aftas en la mucosa de la boca. Se recomienda el aislamiento o sacrificio de animales o reses enfermos".

"Eso te pasa por salir con gordas", agregó en referencia a mi ex.

Yo sólo espero que el sacrificado no sea yo.

4 de noviembre de 2008

Broken words

Dos días con migraña. Con insomnio. Con sangre en la boca. Sin fuerzas para escribir sobre avenidas, extraños, alcohol, madrugadas. Para narrar el frío amanecer desde un balcón ajeno buscando al mar.

Fin de semana de mierda.

[Sí, everything is broken]

2 de noviembre de 2008

Broken lines

Anoche encontré una pareja de ancianos en el pasaje que conduce a la calle donde vivo. Aparentaban unos sesenta años. Pero estaban sentados bajo un poste sin luz, sobre un sardinel, besándose como chicos de quince.

No pude regalarles una sonrisa. Demasiado tiempo buscando. Soñando. Naufragando.

Seem like every time you stop and turn around, something else just hit the ground.

30 de octubre de 2008

Ese otro dedo meñique

¡Riiinnnnggggg!

-¿Aló? -dice Antonina.
-Hola chiquilla -responde una voz nasal.
-...
-Antonina, ¿ya te olvidaste de mí?
-¡Maricucha! -reacciona Antonina-. Pensé que seguías por las Europas.
-Regresé hace un mes, chiquilla. Te estuve llamando pero tu nieta me dijo que estabas de viaje.
-Sí, hermana. Me fui a México a ver a mi Lupita*.
-Ay, qué lindo -suspira Maricucha-. ¿Y cómo se portó contigo?
-Divina -dice Antonina persignándose-. Me puse a llorar como una niña al verla. Ya luego te doy tu medallita.
-Gracias, chiquilla. Tú siempre tan cristiana. Y dime, ¿qué tal el D.F.?
-Inmenso hermana. Tengo los pies hinchados de tanto caminar.
-Agua con sal, chiquilla -aconseja Maricucha-. Pero sígueme contando: ¿qué más conociste?
-La casa de Frida Holler. No sabes lo bella que puede ser...
-...
-Ay, hermana -se queja Antonina de su amiga-. La del Diego Rivera, pues.

[Menos mal que a Frida Kahlo la incineraron porque se habría revolcado en su tumba]

*Virgen de Guadalupe o Nuestra Señora de Guadalupe. Nota de los verificadores de datos.

29 de octubre de 2008

XXX

Mi primera cita con Ximena fue al cine. Ambos habíamos leído buenas críticas de una película francesa llamada "Baise-moi" (o "Fóllame"), así que quedamos en ir juntos a verla.

Ya en el cine, encontramos una gran cantidad de parejas mayores. Todos han leído la misma crítica, pensé. Luego, la chica de la boletería preguntó si yo era mayor de edad y Ximena soltó una carcajada. Yo sonreí avergonzado, asintiendo. Pero no le dimos mayor importancia.

La película comenzó con una violación. La escena era terrible, crudísima. Aunque me sentí asqueado saludé la audacia del director: intentaba mostrarnos desde los genitales, desde la penetración en sí, la dureza de un abuso sexual. En la sala se respiraba un silencio tenso.

Fui un iluso. Bastó que trascurrieran unos minutos más para darme cuenta que la cinta tenía más de película porno que de ensayo de género como decían los diarios. Todas las escenas eran de sexo explícito. Hardcore. Igual a muchas cintas que había visto en casa, sin volumen, durante mi adolescencia. Pero esta vez había algo distinto, me sentía empequeñecido: nada más terrorífico que un pene erecto en formato cinematográfico.

A la media hora la sala estaba prácticamente vacía. Las mujeres, que eran las primeras en salir, lo hacían ofuscadas. Los hombres iban detrás, avergonzados tanto de haberlas invitado a ver esa película como de irse a la mitad. A mi lado Ximena permanecía inmóvil y en silencio. No había tocado el pop corn que compramos antes de entrar. Parecía afectada por la película. Perturbada. Yo no sabía si odiar a Sebastián Pimentel o a Andrés Cotler (hasta hoy se me hacen intercambiables).

La película terminó y caminamos en silencio hacia el exterior. Recién ahí me atreví a decir algo.

-¿Has visto Taxi Driver? -pregunté.
-Sí -balbuceó.
-Pues me fue mejor que a Robert De Niro.
-Sí -sonrió al fin-. Al menos yo me quedé contigo hasta el final.

27 de octubre de 2008

Los niños de hoy en día

Este domingo me aparecí en casa con una bolsa de dinosaurios de plástico, muy parecidos a los que yo tuve de niño. La semana anterior mi sobrino me había dicho: "cómpame dinolaulios, tío". Y ahora que se los había comprado saltaba entusiasmado y yo con unas ganas terribles de saltar con él.

Después del almuerzo fui a su habitación y lo encontré jugando. Había colocado una cabaña de "little people" en el centro y varios autos a su lado. Los dinosaurios los tenían rodeados.

No pude con la tentación y me tiré al piso a jugar con él.

-Ahhhrrrggg -dije mientras hacía rodar uno de los autos con la cola de un tiranosaurio.
-¡Nooooo! -gritó mi sobrino, quitándome el muñeco.
-¿Qué pasa, Gonzalo?
-Él es "dinolaulio-papá" -me dijo molesto acomodando nuevamente sus autos.
-... -me encogí de hombros.
-Y ella es "dinolaulio-mamá" -agregó enseñándome un dinosaurio amarillo-. 'Tan compando comida en Wong pada "dinolaulio-bebé".

Y siguió jugando a la casita sin mí.

Los niños de hoy en día.

24 de octubre de 2008

Mi niña mala

"Travesuras de la niña mala" es una de las mejores noveles que he leído en los últimos meses. Desde el principio me identifiqué con Ricardito, me enamoré de la protagonista y, sobre todo, pensé mucho en Katia, una chica con la que salí hace más de 7 años. Mi niña mala.

A la niña mala la conocí en mi cama, un martes. Había pasado toda la mañana en la universidad y al llegar a casa la encontré durmiendo en mi habitación. Estaba descalza y vestía unos jeans a la cadera y una camiseta blanca sin mangas. En su cintura se concentraba todo dorado de la tarde.

Despertó al verme entrar y se estiró ronroneante sobre el cubrecama.

-Hola… –le dije.
-Hola –respondió muy tranquila, como si yo fuera el intruso en la habitación.
-¿Tú eres…?
-Katia. ¿Y tú? –repreguntó acariciando sus rulos.
-Ehhh… Chico Nube…-balbuceé.
-¿Cómo estás Chico? –me dijo con una sonrisa coqueta.

La niña mala resultó ser la hija de una amiga de mi mamá que había ido ese día a visitarla. Mi mamá le dijo que podía subir a mi cuarto a ver televisión pero ella prefirió echarse a descansar en mi cama. Tenía sólo 17 años y acababa de ingresar a la universidad. Conversamos toda la tarde hasta que su mamá le dijo que era hora de partir. En ese momento recogió sus sandalias y avanzó descalza hacia las escaleras sin despedirse. Antes de bajar se detuvo y dijo que me llamaría a la mañana siguiente, lo cual cumplió.

Salimos casi cinco meses hasta que me dejó por un chico de su edad que conoció en sus clases de inglés. Recuerdo que era invierno. Cuando me confesó que salía con otra persona lo hizo como quien da cuenta de que primero va la cebolla, después los ajos y, finalmente, el tomate. No asomaba ningún tipo de emoción en su relato, sólo una interminable lista de hechos y detalles que bien pudo haberse ahorrado. Luego de romperme el corazón, desapareció.

Volví a ver a la niña mala años después en una discoteca. Lucía el cabello rubio y lacio. Ya no estaba con aquel chico y salía con uno mayor que yo. Al final de la noche nos besamos. Y lo hicimos muchas veces más a medida que nos íbamos topando casualmente por la ciudad. Siempre salía con un tipo distinto, los cambiaba casi tanto como Ricardito de ciudad. Cada vez lucía más sofisticada, más liberal y menos interesada en mantener una relación. El día menos pensado se fue a vivir a Madrid.

Hace unas horas se conectó al chat. Su nick era "niña mala".

21 de octubre de 2008

Spam

Sólo en esta mañana me han llegado siete correos spam con los siguientes asuntos:

- Satisfy your obsession with size.
- Ancient secret of pleasing woman 10 times a day has been discovered.
- Boost your sexual power.
- Penis extender.
- Recharge your love gun.
- Don't runaway from your male problems.
- Male's grow supplement.

Pero el que me llegó anoche se lleva las palmas: "Update your penis", decía. No sabía que podías tenerlo desactualizado.

Me gustaría saber cuál de mis ex es la que me anda haciendo mala publicidad.

20 de octubre de 2008

Brecha digital

-¿No vas a comer, C.N.? -me pregunta Antonina.
-Sí, sólo que voy a comer en el escritorio -respondo-. Quiero aprovechar para trabajar un poco.
-¿En la computadora? -me dice preocupada.
-Sí, ¿por qué? No me digas que se malogró de nuevo -empiezo a renegar.
-No, la computadora está bien. Pero me preocupa que comas mientras la usas...
-... -
-... no le vaya a entrar un virus.
[Cualquier parecido con la mujer que me trajo al mundo es pura coincidencia]

14 de octubre de 2008

Chateando con la chata

El Chico Nube dice:
Chata, ¿puedo hacerte una pregunta?
La chata dice:
Claro... ¿sobre qué?
El Chico Nube dice:
Sobre qué marca de condones prefieres
La chata dice:
what?
El Chico Nube dice:
quiero saber si las chicas tienen preferencia por alguna marca en especial. Es que una amiga dice que prefiere evitar algunas
La chata dice:
Mmm... a mí me da igual creo... no me gustan en general
El Chico Nube dice:
Entonces, ¿te es indiferente si usan Durex, Piel o Gents?
La chata dice:
siempre he usado Durex, creo
El Chico Nube dice:
¿en serio?
La chata dice:
A ver... no recuerdo bien, la última vez fue hace tiempo... Y NO TE CUIDASTE, HUEVÓN!!!

10 de octubre de 2008

Cusco cosmopolita

Discutía con unos amigos el alcance del término "cosmopolita". Se supone que una persona cosmopolita es aquella que considera todos los lugares del mundo como patria suya. Es decir, un ciudadano del mundo.

En eso vino a mi mente la siguiente escena en una discoteca cusqueña:

-Te presento a Christian -me dice Sisi, una guapa limeña que conocí en San Blas-. Es uno de mis mejores amigos en Cusco.
-Hola, mucho gusto -le digo mientras amago un saludo con la cerveza que llevo en la mano.
-C.N. tenía que regresar hoy a Lima pero ha decidido quedarse todo el fin de semana -agrega Sisi.
-A mí me pasó lo mismo, ¿sabes? -me dice Christian-. ¡Y ya llevo seis años!
-¿En serio?
-Sí, claro. Yo vine con un contrato por una semana y nunca más regresé -me dice entre risas.
-¿Y a qué te dedicas? -le pregunto.
-Soy drag queen en el Fallen Angel -responde sin inmutarse-. ¿Y tu?

Recuerdo que aquella noche conversando con "Barbie" pensé: Cusco es una ciudad cosmopolita. Parece que no le chunté.

6 de octubre de 2008

No pasa nada

-Si deambulas a estas horas y por estos lugares, es porque algo estás buscando -dice Lady Kaos en la obra de Jorge Castro que vi anoche en el CCPUCP.
Me pregunto si yo también busco. Si detrás de esa aparente autosuficiencia para ir solo a un bar a escuchar música y tomarme unos tragos, no se esconde una búsqueda inconsciente de algo que aún no sé bien qué es ni dónde encontrarlo.
"No pasa nada" describe esos momentos de nuestras vidas en los que buscamos sin saberlo. Ese deambular en el que caemos cuando alguna puerta se cierra para dar paso a un intermedio compuesto de fragmentos inconexos, de retazos de nosotros mismos, de escenas sin sentido en las que pareciera que no pasa nada. Pero todo está pasando. Así ha sido mi vida en los últimos dos años: una montaña rusa de experiencias y emociones de la que todavía no logro tomar distancia para darle sentido. Y temo, como Rodrigo en la obra, que esta puesta en escena corre el riesgo de prolongarse indefinidamente debido a la falta de propósitos del personaje principal.
Algo se pudre en Dinamarca.

3 de octubre de 2008

Warning

Hace 7 meses y 22 días conocí a mi chica termo en un bar: objects in the rear view mirror may appear closer than they are.

29 de septiembre de 2008

Curitas para el alma

VIERNES [noche]

Se cancelan las "Noches Mutantes". Problemas técnicos con el local. Mutar: cambiar, evolucionar, alterar tu estado. Justo la fiesta que necesitaba.

SÁBADO [mañana]

-Concéntrate en tu tercer ojo- me dice el profesor mientras golpea con su índice el punto medio entre mis cejas.

Pienso en Woody Allen, en mis pastillas para dormir, en el Ojo de Thundera, en Homero Simpson encerrado en una cabina de relajación. Me cuesta llevar el ritmo de la clase; no sé nada de chakras ni de asanas. Todos los demás parecen jodidamente concentrados. Lo intento nuevamente: aparece el jueves, Sonia, El Dragón... Felizmente una campanita me indica que es momento de abrir los ojos.

SÁBADO [noche]

Recorro los jardines de la Casa Túpac sin rumbo. No sé por qué he venido. No tengo dinero y casi no me detengo en los puestos de ropa, que son la mayoría. Unos chicos simulan con la boca el sonido de una caja de ritmos y me detengo a verlos. Me doy cuenta de que estoy parado en el medio del ingreso a la feria. Pienso: si Sonia apareciera, no tendría oportunidad de evitarla. Y hullo.

Avanzo hasta un puesto de prendedores. Los hay de todas las formas: bocas, conejos, bananas, gatos, caracoles. Busco, sin suerte, alguna imagen triste.

DOMINGO [tarde]

Despierto al mediodía. Me siento cansado, me he acostado casi a las seis de la mañana. Igual me ducho y parto a la casa de mis papás. El menú dominguero en casa es el mismo del día anterior: lentejas y croquetas de atún. El arroz también es recalentado. Almuerzo sin ganas y luego me hundo en el sillón de la sala a leer El Comercio, en silencio.

Antes de emprender mi regreso el perro rompe una maceta. Mi sobrino de tres años corre tras él, molesto, y le suelta un "cradajo". Todos reimos. Luego se me acerca y me dice bajito: -¿Ya te sientes mejo', tío? ¿ya no 'tas tiste?-. Y me abraza. No sé qué decirle. Yo también lo abrazo fuerte y me entran ganas de llorar.

25 de septiembre de 2008

Cerca de la revolución

Me quedé dormido, he llegado a mi oficina casi a las 10 de la mañana. Felizmente Lima es una lágrima y ante cualquier retraso uno puede excusarse con un simple: "Lo siento, el tráfico está imposible". Es la coartada perfecta. Mi jefe, como supuse, ni se inmutó.

No recuerdo una Lima tan intransitable. Ni en las peores épocas del terrorismo. Como si no bastaran las improvisadas obras de Sedapal, el cierre del carril central de la Vía Expresa, los semáforos malogrados, las combis asesinas, los mototaxis que nunca frenan en los cruces, los peatones suicidas, las rejas, los huecos y los rompemuelles, nuestras autoridades han decidido reparar todas las calles al mismo tiempo. Cierres que se ejecutan todos los días y que pueden durar varios meses. El caos vehicular generado es de tal magnitud que dudo que esta ciudad siga siendo la misma una vez concluidos los trabajos. Y es que el limeño promedio, tímido y pusilánime por excelencia, empieza a despertar -por fin- sus peores demonios. El caos comienza a internalizarse.

Ayer vi a un tipo voltear a la izquierda en una avenida principal, donde estaba prohibido, en la cara de una mujer policía. Ella se hizo la desentendida y siguió conversando por su RPM [por cierto, ¿a quién se le ocurrió la genial idea de darles celulares? ¿pensaron que iban a coordinar el tráfico en lugar de comentar la novela?]. Más adelante, en la Vía Expresa, el conductor de mi taxi decidió evitarse la cola de autos y se metió al carril central que aún no se estrena. Cuatro taxis más lo siguieron. Me contó que ahora siempre se mete en contra cuando ve congestión vehícular porque la policía nunca lo detiene. Y si lo multa, pues no paga. Un amigo me contó algo parecido: lo detuvieron el sábado por manejar en contra y él argumentó que pensó que se trataba de un desvío. El policía lo dejó ir. La mejor hasta ahora: "Baja paradero prohibido", que escuché gritar al cobrador de una combi en la que viajaba hace un par de días.

Debo confesar que las bocinas de los autos han dejado de molestarme. Han hecho surgir el anarquista que llevo dentro. Cuando las oigo, recuerdo a Charly.

11 de septiembre de 2008

Te pareces a...

-Vos sabés que te parecés mucho a alguien famoso, ¿no? -me dice una argentina que conocí hace poco.
-¿En serio?
-Pero es que te lo tienen que haber dicho antes.
-... bueno, sí, algo me han dicho...-admito balbuceando.
-¿Sí? -interviene otra amiga-. Es que yo soy muy mala para estas cosas. ¿A quién se supone que te pareces?
-Al cantante de Bacilos -digo bajando la voz y avergozado.
-¿A quién? -me responden ambas en coro.
-¿No te referías a él?
-Pero si ni siquiera lo conozco -dice la argentina entre risas.
-¿A Gastón Acurio, entonces? -me lanzo tratando de adivinar.
-Ja, ja, ja. Noooo... ¡Al Che Guevara!

Por más que me miro al espejo no me encuentro nada del guerrillero, la verdad. A lo mejor me lo dijo por la barba. Parafraseando un chiste de Quino: yo sólo quería parecerme a mí.

8 de septiembre de 2008

Primeras lecciones

Mi primer beso lo recibí a los 13 años jugando a la botella borracha, en la azotea de la casa de una amiga.

La botella borracha era el pasatiempo preferido de mi barrio en aquellos días de apagones, formadores y acné. En poco tiempo había desplazado al mata-gente, al bata, al kiwi, y a los demás juegos de infancia. El castigo más recurrente, por supuesto, eran los besos. Así que, técnicamente, había besado a casi todas las chicas del barrio antes de aquella tarde en la azotea de Valeria. A pesar de ello, cuando Bruno sentenció que Sara debía darme un beso mi corazón comenzó a latir tan fuerte que podría decirse que sabía mejor que nadie lo que significaría para mí ese castigo.

Sara se levantó y se arrodilló a mi lado con una sonrisa dulce y tímida. La imité en silencio colocándome frente a ella con las manos en mis rodillas. Temblaba. Sus ojos grandes y negros siempre me habían puesto nervioso. Sara se inclinó lentamente hacia mí y empujó sus labios contra los míos. Sentí la humedad de su aliento. Sentí una culebrilla traviesa explorar mi boca grácilmente intentando dominarla por completo. Era la sensación más hermosa del mundo. Su lengua y la mía ejecutaban a la perfección una danza desconocida, ajena a todo aquello que nos rodeaba en ese momento. La felicidad -recién lo entendía- podía beberse de los labios de una mujer.

-¡Oigan! ¡Estos dos se están besando de verdad! -gritó Bruno arruinándonos el momento. Lo odié con todas mis fuerzas.

Sara se levantó y volvió a su sitio. Al rato dijo que tenía que regresar a su casa y se fue.

La volví a ver unos días después en casa de Valeria. Esa tarde también jugamos a la botella borracha pero los besos de verdad esta vez no fueron para mí. Fueron para un chico piurano que se mudó a mi calle un par de años antes. La vi besarse con él como quien ve a otro ocupar su lugar. Y por primera vez en mi vida fui infeliz.

La tristeza también se escondía en los labios de una mujer.

3 de septiembre de 2008

La linfómana aguada

-Tengo un grave problema... creo que sufro de linfomanía aguada -me escribió muy temprano Andreíta.

Qué diablos es "linfomanía", pensé. Y, además, aguada. Googleé la palabra pero no hallé nada. Tampoco la encontré en la página de la Real Academia Española. Temí que podría tener algo que ver con su sistema linfático, de ahí lo de aguada. Además, por algún lado leí que el linfoma es un tipo de cáncer que se inicia en el tejido linfático [sic].

-Pucha, ¿no sería mejor que vieras a un médico? -respondí preocupado.
-Tú estás loco, ¿no? Sólo necesito tu colaboración, querido.
-Un médico para que te diagnostique el línfoma -insistí.
-¿Quieres que un médico constate que soy una ninfómana? ¿no te lo demostré anoche? ;-)

Recién ahí entendí el mensaje. Me sentí tan avergonzado que empecé a reirme como un loco en la oficina. "¡Una ninfómana aguada!", pensé, y festejé la ocurrencia. La noche anterior habíamos tomado tanto ron (del bueno) que no habría mejor forma de calificar nuestro encuentro: aguado. Aunque nuevamente una errata me estaba jugando una mala pasada:

-Perdón, quise decir AGUDA. Porque de aguada no tengo nada desde que voy al gimnasio, jajaja -me explicó-. Pero insisto, lo de ayer me ha dejado toda alterada, por decirlo de alguna manera...
-Pues si necesitas "desalterarte" más seguido sólo tienes que decirlo, mujer. Porque la mala noche a mí me ha sentado muy bien.
-Creí haberlo dicho ya, chico. Te relajaste tanto que hasta lento estás -me mató-. Nos vemos pronto... chau.

Hay veces en las que parezco nuevo, carajo.

2 de septiembre de 2008

Tres al hilo

i) Un amigo de la oficina me contaba durante el almuerzo que más tarde iba a salir con una chica que conoció en su diplomado. Ella no sabe que está casado y su esposa no sabe nada de esta salida. -Con suerte llego tarde al trabajo mañana- me dijo, buscando una sonrisa cómplice en mí.

ii) Ayer por la tarde me tomé un café con una amiga de la universidad que trabaja a unas pocas cuadras de mi oficina. Me contó que frente a la suya han abierto un hostal bastante económico, por decir lo menos. La semana pasada fue dos veces con un compañero de trabajo aprovechando la hora de almuerzo. -No me queda otra -me comentó- es la única hora en que puedo tirar con él sin llamar la atención de mi gordo.

iii) Un tercer amigo me confesó anoche que engaña a su novia de tres años con una chica que acaba de conocer en una discoteca hace dos semanas. Él sí le contó que se casa en enero. -Lo mejor en estas cosas es ser sincero- sentenció.

Tres historias en menos de dos días. Y de gente como cualquiera. Lo peor es que ya ni me sorprende. Sólo me queda una inquietud: si tantas personas engañan a sus parejas "exitosamente", ¿no es iluso que la gran mayoría de personas crea que sus novios y novias les son fieles?

26 de agosto de 2008

Sin ganas de postear

Estoy solo
Pero siempre estoy solo
Porque el Desierto
No admite compañía
Si sobre él anduves

[Luis Hernández]

25 de agosto de 2008

Ex-dependiente

Ayer almorcé con mi ex. Me llamó temprano para pedirme que por favor la ayude con un proyecto que tenía que presentar hoy a primera hora. En retribución su mamá me prepararía un riquísimo chupe de camarones. Así que, a pesar de los justificados reclamos de mi familia (a la que sólo veo los domingos), terminé pasando el día en casa de Ximena.

Es curiosa la relación de dependencia emocional que tengo con mis ex. No puedo alejarme de ellas por mucho tiempo y me es casi imposible guardarles una pizca de rencor a pesar los culebrones que he tenido que atravesar con más de una. Creo que abrir completamente el corazón a alguien supone un esfuerzo tan grande para mí que ya nunca lo puedo volver a cerrar. Debe ser por eso que las quiero y las extraño tanto. Y ellas también lo hacen (aunque temo encontrar cierta condescendencia en algunas de ellas por la forma en que me dejaron).

Parte de la conversación del almuerzo fue Sonia. Ximena me preguntó si estaba saliendo con alguien y no encontré ninguna razón para decirle que no, como otras veces. Me sentí bien de no tener nada qué ocultar y creo que ella se sintió agradecida de que no me presentara tan hermético como lo he sido desde que terminamos. De alguna forma esta conversación saldó muchas de las dudas que manteníamos sobre poder llevar a buen puerto una amistad (más allá de las buenas intenciones). Además, es la primera vez en casi dos años que no me siento disminuido a su lado debido a todo lo que pasó.

Me tranquiliza notar que, así las cosas con Sonia no se den como yo quisiera (pues aún es demasiado pronto para saberlo y el pesimismo es mi bandera), el solo hecho de andar tan excitado con la situación me está ayudando a resolver parte de los conflictos internos que venía arrastrando desde mi última rúptura.

19 de agosto de 2008

La ex de mi mejor amigo

Acabo de recibir un mensaje de la ex de mi mejor amigo en el que me propone salir a tomar algo esta noche. Y le he respondido que no.

No se crean que soy un gran tipo porque no lo soy. Hace sólo unos meses tuve una reacción muy distinta ante una propuesta idéntica. Aquella vez acepté salir con ella y terminamos en mi cama haciendo lo que se supone uno no debe hacer con la ex de su mejor amigo. Y la verdad es que la pasamos muy bien.

Pero esa misma noche, mientras hacíamos un descanso, mi celular comenzó a sonar insistentemente. Sí, era mi amigo, el ex de la chica que tenía desnuda a mi lado. Entré en pánico, no sabía qué hacer. Daba vueltas y vueltas alrededor del aparato sin atinar a levantarlo. Ella, divertidísima con la situación, me impelía a contestar para no levantar sospechas (pues le había comentado que íbamos a hacer algo juntos aunque, definitivamente, no "eso"). Yo, por supuesto, me sentía en medio de una gran joda para Tinelli.

Al final, tocado de nervios, no contesté y, prácticamente, inventé una excusa para salir corriendo del departamento. Ella, por supuesto, me mandó justificadamente al diablo y desapareció por un par de semanas. Cuando nos volvimos a ver, ambos parecíamos haber quedado curados del susto. Eso sí, como era de suponer, ella le contó todo a su mejor amiga, ésta a la suya (que nunca es la misma), y así, sucesivamente, hasta que la historia llegó a los oídos de mi pata. Él, felizmente, tomó todo deportivamente.

Me pregunto si realmente le gusto a esa chica. Es guapa, divertida, abierta. Lo malo es que estoy demasiado agotado para averiguarlo.

Nadie sabe para quién trabaja

Conocí a "R" en una discoteca hace unos seis años. Estudiaba diseño con mi amiga Ceci, que me la presentó esa noche. Hicimos "click" en el acto: a la media hora mi amiga nos sorprendía besándonos detrás de la escalera que conducía a la pista de baile. Ceci, lindísima, me hizo tal escena de celos que sirvió de excusa perfecta para sacar a "R" de la disco. Sin embargo, una vez afuera el viento y cuatro subversivos tequilas desbarataron todos mis planes: debí conformarme con sujetar el cabello de "R" mientras ella devolvía parte de su almuerzo sobre un arbusto.

Nos vimos unas cuantas veces más sin mejores resultados. Siempre pasaba algo que arruinaba el momento, como aquella vez que su mamá entró a su casa mientras nosotros nos desvestíamos en el mueble de la sala. Por qué nunca recurrimos a un hostal? no lo recuerdo; supongo que ninguno podía pagarlo. Pero sí que la pasamos súper bien ese par de meses en que fuimos casi amantes.

Ahora "R" está casada y tiene dos hijos pequeños, de uno y tres años. Anoche, después de mucho tiempo, me la encontré en el chat y hemos estado recordando buena parte de esto. Reconstruimos con lujo de detalles cada uno de los frustrados encuentros que tuvimos y, también, nos confesamos esos pequeños detalles que nos excitaban tanto del otro en el pasado.

De pronto, en el clímax de la conversación, "R" me pide que le dé la dirección de mi casa para ir a buscarme. Pero mi respuesta ya no encontró destinatario: se había desconectado.

A la media hora recibí un mensaje de texto: "¡Gracias! Acabo de tirarme a mi esposito".

3 de agosto de 2008

El estribillo dominical

La frase favorita de mi viejo en los almuerzos dominicales es: "hijo, ¿cómo va lo del postgrado?"

Lo triste es que un postgrado no es ni un objetivo lejano por el momento. Creo que no podría sobrevivir ni a un curso de seis meses.

La verdad es la siguiente: me aterra hacer planes para mí solo, temo conocer a alguien y no tener dónde hacerle un espacio.

Mi chica termo

-Hola! Q planes para más tarde? -me escribe al celular Sonia, una guapa y provocativa chica que me trae loco desde marzo.
-Ninguno. Pero muero de ganas de tomarme unas chelas. Tú no? -respondo sin pensarlo mucho.
-Yo tb! Sabes quién toca hoy en La Noche?
-Hay un tributo a Smashing Pumpkins. El grupo que toca es bastante bueno según me han dicho -concierto al que, siendo honestos, no pensaba ir antes de recibir su mensaje de texto.
-Q chévere! =)
-Bueno, te apuntas entonces? -insisto tratando de aterrizar la cita.
-Pues creo q sí. Justo he qedado en salir con un amigo. Gracias! =) -sentencia con otra horrible carita feliz.

No sé si estas cosas le pasan a todos los hombres o yo soy un perfecto idiota. Pero esta rutina con Sonia se repite por lo menos dos veces por semana y empieza a parecerme una broma de mal gusto. Desde el día en que la conocí (y le robé un primer beso en un taxi) quedó bastante claro que yo no estoy buscando convertirme, precisamente, en su mejor amigo.

Quizá mis amigos tengan razón y me he topado con ese indolente personaje urbano conocido como "chica termo".

2 de agosto de 2008

Como la garúa

"Mi amor fue limeño, mortecino y desesperado como la garúa". Luis Loayza, Otras tardes.

Qué frase para más puntiaguda. Dolorosamente cierta en mi caso, dadas las circunstancias.

Mis últimos amores han sido así: opacos, sin vigor, desorientados. Como aquel que sabe que la carrera ya está perdida pero hace un último y desesperado esfuerzo por llegar a la meta. Como un fósforo a punto de apagarse. Como la garúa.

31 de julio de 2008

Almuerzo con mi ex

Hoy almorcé con Ximena, mi ex. Fuimos por un cebiche aprovechando el solcito que asomó en Jesús María al mediodía. Como trabaja a unas pocas cuadras de mi oficina, intentamos almorzar juntos por lo menos una vez por semana. Esta vez la comida estuvo casi tan buena como nuestra conversación. Pero la verdad es que, a pesar de las bromas, las confidencias y todo el buen humor que siempre destilamos, aún me resulta profundamente extraño descubrirla sentada al otro lado de la mesa.

Ximena terminó conmigo hace unos dos años, luego de cinco largos años de estar juntos. No fue una ruptura cualquiera, resultó más bien dramática: me dejó por su jefe en aquel momento (digo esto porque ella cambió de empleo pero sigue saliendo con él), algo que sorprendió tanto a sus amigos y su familia como a mí. En aquel entonces pensábamos en alquilar un departamento y buscar alguna beca que nos permitiera fugarnos a Europa un par de años. Al final, fui yo el que se mudó: a un cuartucho, sin novia y sin beca.

Luego de aquel episodio dejamos de vernos casi un año y medio. Preferí alejarme de ella y su mundo en un raro arrebato de supervivencia, algo que no me suele suceder muy a menudo. En todo ese tiempo salí con varias chicas y rompí y me rompieron el corazón varias veces más.

Hace unos meses volví a verla en casa de un amigo en común. La saludé con un gran abrazo y ella correspondió el cariño invitándome a almorzar. Aún no sé si estaba listo para ello pero me es completamente imposible decirle que no a alguien a quien he querido tanto, tanto.

Y, ahora, embriagado de nostalgia y vino nacional, temo que el sol vuelva a brillar mañana.