27 de febrero de 2009

Mi vida sin ellas

Recapitulemos: chico, cuya ex cambió por otro, busca novia.

Durante el año que pasó, bajo esa premisa, salí con cuanta chica estuvo dispuesta a salir conmigo. A pesar de que cada cual, con su ritmo y con su estilo, supo aportar algo de color a mi nube, mi búsqueda resultó un completo fracaso. Andreíta y Sonia, sin proponérselo, fueron lo más parecido a una novia en aquellos días.

A comienzos de este año mi suerte pareció cambiar: (re)aparición de mi querida A. Le bastó una risa nerviosa para conquistarme. Pero se fue de mi lado antes de que pudiera atreverme a decir te quiero. Las vicisitudes de salir con alguien con historias sin punto final.

Ahora estoy a la deriva, dando tumbos. "Bumping into people", como diría mi amiga D. Involucrándome sin criterio con mujeres complicadas (de esas que provocan un balazo por la espalda) y con chicas con las que jamás me hubiese animado a pasar más de una noche. Al parecer, las únicas interesadas en mí. Y, sí, contradiciendo todo lo que escribí hace unos pocos meses. Todo por tener alguien a mi lado.

Éste es uno de esos días en los que quisiera comenzar todo de nuevo.

Cuchara de palo

Mis zapatos están brillantes. Los acaba de limpiar un chico que tenía las zapatillas llenas de barro.

Parece ser cierto: en casa de herrero, cuchara de palo. Que lo diga mi padre, que es psicólogo.

[Hace unos minutos decía: "en casa de herrero, cuchillo de palo". Como el Chapulín Colorado, nunca recuerdo bien cómo van los refranes. Gracias, Ninfa]

26 de febrero de 2009

Táctica y estrategia

-En mi oficina me quieren meter a un curso de gestión estratégica -le cuento a un amigo.
-¿A ti?
-Sí, ¿por qué te extraña tanto?

-Porque si no puedes ni manejar lo táctico, ¡menos lo estratégico! -se burla con admirable agilidad mental.

 

Sin duda, la lengua más rápida del oeste.

25 de febrero de 2009

Pobre niño

El lunes, mientras comía con una pareja de amigos en el Bembos, un niño de unos siete años comenzó a llorar desconsoladamente.

Tremenda rabieta la del niño: tiró su helado, pataleó, gritó. Sus tres hermanas mayores parecían no prestarle atención y estar concentradas en sus conos. Su mamá, por el contrario, visiblemente incómoda, cogió al niño del brazo y lo llevo al estacionamiento donde intentó hacerlo entrar en razón.

Nos burlamos, por supuesto. Cruelmente. Todo un despliegue de creatividad y mala leche. La conclusión final: ese niño necesita un buen sopapo.

Pero al salir descubrimos que el niño no lloraba sin razón: sus papás se iban a separar. No era justo, él quería vivir con los dos. ¿Por qué se tenían que separar? ¿Por qué él tenía que quedarse con su papá? Al parecer su madre acababa de darle la noticia. En un lugar público. Le hicieron la de Jerry Maguire, pensé.

Qué imbéciles podemos ser algunas veces.

23 de febrero de 2009

Sábado, 2:00 a.m.

-¿C.N.? -contesta Andreíta sin la impresión de haber estado durmiendo.
-Hola -balbuceo.
-¿Qué pasó?
-Nada, llamaba para saber cómo estabas.
-Yo estoy bien pero tú no pareces estarlo -me descubre.
-Bueno, no tanto...

De pronto se escuchan ruidos al otro lado de la línea. Una voz.

-¿Dónde estás? -pregunto.
-En casa de un amigo.

Esta vez los ruidos parecen reclamos.

-En realidad estoy en casa de mi enamorado -confiesa finalmente.
-Ah…
-Lo siento, estoy algo ocupada ahora.
-Me doy cuenta.
-Pero mañana tal...

Colgué. No tenía caso pedirle que viniera a pasar la noche conmigo. El olor y el sabor, sin duda, eran de otro.

20 de febrero de 2009

Marx lo sabe todo

"¿Puedo abusar de ti?", me dijo hace poco una chica con la que había salido a tomar unos tragos. Y yo, que nada tengo de machista, dije que sí.

Resultó ser una persona estupenda: inteligente y divertida. Sin embargo, al primer asomo de familiaridad entre nosotros, me apuré en aclararle que tenía varios rollos por resolver y prefería no involucrarme emocionalmente con nadie por ahora. Tan falso como cierto.

Me pregunto si mi problema con las mujeres es que no encuentro a la persona indicada o que no quiero encontrarla. Y es que no es la primera chica que dejo escapar sin razón aparente y, por el contrario, siempre termino apostando por chicas de perfiles controvertidos: mitómanas, ex novias de amigos, mujeres en proceso de separación o, peor aún, sin planes de separación. Como dice una amiga, no hay que ser Freud para concluir que las busco así inconscientemente, ya sea por justificar mis fracasos sentimentales, o por miedo a involucrarme y a salir herido de verdad.

Yo prefiero pensar que tengo mala suerte y que aún no encuentro a la persona adecuada. Aunque cada vez más tiendo a pensar que Groucho Marx tenía razón: nadie quiere ser miembro de un club que lo acepte a uno como miembro.

18 de febrero de 2009

I give up

Anoche recibí este mensaje de mi querida Andreíta:

"No sabes la alegría-nostalgia que sentí al ver la botellita de Biondi... el sonido que hace cuando lo sirves... el olor... el sabor... todo a ti".

Así quién puede ser malo.

14 de febrero de 2009

Amor consanguíneo

"El verdadero amor, en la medida en que excluya toda reciprocidad y toda recompensa, sólo se da en la vía consanguínea. Todo el resto es desvarío, ilusión o accidente", escribió Julio Ramón Ribeyro alguna vez.

Debe ser por eso que siempre me gustó mi prima.

13 de febrero de 2009

Irreversible

Cuando salí del baño, a medio vestir, ella seguía desnuda sobre el sofá donde minutos atrás habíamos hecho el amor con idéntico apremio al de dos adolescentes que exploran sus cuerpos por primera vez, arrojados y bulliciosos, indiferentes al sueño de los demás.

Sólo una hora antes, entre miradas coquetas y sonrisas nerviosas, ella había dejado asomar su ropa interior blanca mientras servía el café, inclinándose torpemente sobre la mesa en busca de algo, una cuchara, el azúcar o la cafetera, provocando en mí toda clase de imágenes prohibidas y culposas.

“¿Qué haces acá?”, me había dicho a mí mismo mientras tocaba el timbre de su casa pero ella me había recibido con un abrazo sabroso y un beso húmedo en la mejilla que agotaron en un segundo todas mis reflexiones.

Temprano, camino a su casa, ansioso y temeroso, no hacía más que pensar en que no es tan fácil como uno cree, eso de acostarse con la mujer de otro.

11 de febrero de 2009

Chico malo: Día 2

"Hola niño lindo. Mi querida amiga me dio tu número. ¿Qué planes para el fin de semana?", me escribió anoche la chica que conocí hace unas semanas en una discoteca. Decidí ignorarla.

-Uy, creo que te palteaste -escribió al rato provocándome.
-Vas a necesitar mucho más que eso -respondí finalmente.
-¿Y entonces por qué no me respondes?
-Porque estoy tocando guitarra con unos amigos.
-Qué interesante. Algún día me tocarás algo, me imagino.
-No lo dudes.
-Mmm, qué decidido.
-No: cansado de perder el tiempo. ¿Qué planes para hoy?

10 de febrero de 2009

Chico malo: Día 1

Salgo a almorzar con Ximena, mi ex. Ella propone ir por un ceviche pero vamos a un chifa.

Durante el almuerzo me habla de su trabajo, de su familia, de su novio por el cual me dejó hace más de dos años. No hago ningún esfuerzo por escucharla: las meseras usan tacos y minifaldas rojas.

Antes de que Ximena termine de almorzar pido un cenicero y enciendo un cigarrillo. Con la segunda pitada comienzo a toser.

Nos traen la cuenta: treinta soles. Saco mi tarjeta de crédito. “¿Tú invitas?”, me pregunta Ximena. “No”, respondo y tomo los quince soles que lleva en la mano.

En la puerta, aplasto una cucaracha.

8 de febrero de 2009

Breaking point

Soy el chico lindo al que nadie toma en serio. El boy scout. El niño bueno que lo entiende todo, que se ríe de sí mismo, que no guarda rencores. El amigo incondicional.

Me cago en ti, chico nube. Ser malo no debe ser tan difícil.

5 de febrero de 2009

Ella baila sola

Sabor y Control ruge en la tarima mientras una muchacha menuda y morena se divierte a mi lado. Es A, que baila y gira sin cesar cosechando miradas. Me sonríe y yo le sonrío, orgulloso y nostálgico, intentando seguir el ritmo de sus caderas.

Y le robo otro beso.

Ya estamos lejos del bochorno. La madrugada se filtra por el asiento del copiloto y se estrella contra el parabrisas. Todo va quedando atrás: postes, árboles, porteros, ascensores… Improviso un pijama para A y ella se ríe de mi mal gusto. Son casi las dos de la mañana. Hay que apurarse: a las ocho volvemos a ser amigos. Como antes. Lo siento, C.N.

Después de todo, ella baila sola.

2 de febrero de 2009

Mamá Concho

A mi abuela, la única mujer
mayor que he querido

Las luces de la avenida se encienden: deben ser las seis y media. Mamá Concho ha terminado de murmurar sus oraciones y, arrastrando sus patas de gorila, va camino a encender el televisor de la sala de estar. ¡Ay, Chavo!, se quejará sin darse cuenta de que cuatro indios han secuestrado sus viejos zapatos -víctimas inocentes de mi soledad- en los confines de la alfombra y el primer cajón de la mesa del teléfono.

Después decía: si sigues portándote así me voy a mi casa. Y yo bajaba a tomar leche en polvo con nata y chocolate en unos pocillos inmensos de porcelana blanca. No me dejes, Mamá Concho; no me dejes que hay apagón y papá todavía no llega. Y remojaba mi pan en su café de segunda mano, imitándola y sonriendo como un mono para que no dejes de quererme aunque Miguel se porte mejor que yo.

Cuéntame cómo es el ángel de la guardia que se esconde bajo mi cama, Mamá Concho. Tenía miedo: tres gatos se habían escondido en el balcón y me asustaron a la hora de dormir. Qué tonto fui, si bastaba con lavarse los pies para curarse del susto.

Mi hermana dice que Mamá Concho olía a bizcochos de chocolate con mantequilla pero, por más que lo intento, yo sólo consigo evocar un olor morado de mes de octubre y pies hinchados y te-regalo-una-pelotita-de-goma. Y también ese olor a jarabe y alcohol de la casa marrón de escaleras rojas y muebles de acero inoxidable donde fuimos a verte todos los primeros días del último verano.

Ahora el sol de veinte veranos es más fuerte y lo aprovechas para comer esos helados D’onofrio que ella no te dejaba comprar, niño travieso.

Lima, 1 de febrero del 2009

1 de febrero de 2009

Taller de competencias personales

-¿Cómo te definirías en una palabra? -me pregunta el facilitador del curso.
-Eeehhhh...
-Sólo una palabra -insiste.
-Bueno, quizá...
-Anímate C.N. -me apura.
-¿Reflexivo?
-Estupendo. Tú, Jorge, ¿cómo...
-Aunque... -lo interrumpo.
-Dime, C.N.
-...creo que tendría pensarlo un poco más.

Debí responder "bipolar".