"Travesuras de la niña mala" es una de las mejores noveles que he leído en los últimos meses. Desde el principio me identifiqué con Ricardito, me enamoré de la protagonista y, sobre todo, pensé mucho en Katia, una chica con la que salí hace más de 7 años. Mi niña mala.
A la niña mala la conocí en mi cama, un martes. Había pasado toda la mañana en la universidad y al llegar a casa la encontré durmiendo en mi habitación. Estaba descalza y vestía unos jeans a la cadera y una camiseta blanca sin mangas. En su cintura se concentraba todo dorado de la tarde.
Despertó al verme entrar y se estiró ronroneante sobre el cubrecama.
-Hola… –le dije.
-Hola –respondió muy tranquila, como si yo fuera el intruso en la habitación.
-¿Tú eres…?
-Katia. ¿Y tú? –repreguntó acariciando sus rulos.
-Ehhh… Chico Nube…-balbuceé.
-¿Cómo estás Chico? –me dijo con una sonrisa coqueta.
La niña mala resultó ser la hija de una amiga de mi mamá que había ido ese día a visitarla. Mi mamá le dijo que podía subir a mi cuarto a ver televisión pero ella prefirió echarse a descansar en mi cama. Tenía sólo 17 años y acababa de ingresar a la universidad. Conversamos toda la tarde hasta que su mamá le dijo que era hora de partir. En ese momento recogió sus sandalias y avanzó descalza hacia las escaleras sin despedirse. Antes de bajar se detuvo y dijo que me llamaría a la mañana siguiente, lo cual cumplió.
Salimos casi cinco meses hasta que me dejó por un chico de su edad que conoció en sus clases de inglés. Recuerdo que era invierno. Cuando me confesó que salía con otra persona lo hizo como quien da cuenta de que primero va la cebolla, después los ajos y, finalmente, el tomate. No asomaba ningún tipo de emoción en su relato, sólo una interminable lista de hechos y detalles que bien pudo haberse ahorrado. Luego de romperme el corazón, desapareció.
Volví a ver a la niña mala años después en una discoteca. Lucía el cabello rubio y lacio. Ya no estaba con aquel chico y salía con uno mayor que yo. Al final de la noche nos besamos. Y lo hicimos muchas veces más a medida que nos íbamos topando casualmente por la ciudad. Siempre salía con un tipo distinto, los cambiaba casi tanto como Ricardito de ciudad. Cada vez lucía más sofisticada, más liberal y menos interesada en mantener una relación. El día menos pensado se fue a vivir a Madrid.
Hace unas horas se conectó al chat. Su nick era "niña mala".