La frase favorita de mi viejo en los almuerzos dominicales es: "hijo, ¿cómo va lo del postgrado?"
Lo triste es que un postgrado no es ni un objetivo lejano por el momento. Creo que no podría sobrevivir ni a un curso de seis meses.
La verdad es la siguiente: me aterra hacer planes para mí solo, temo conocer a alguien y no tener dónde hacerle un espacio.
De los regalos su etiqueta
Hace 4 años.
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