Acabo de recibir un mensaje de la ex de mi mejor amigo en el que me propone salir a tomar algo esta noche. Y le he respondido que no.
No se crean que soy un gran tipo porque no lo soy. Hace sólo unos meses tuve una reacción muy distinta ante una propuesta idéntica. Aquella vez acepté salir con ella y terminamos en mi cama haciendo lo que se supone uno no debe hacer con la ex de su mejor amigo. Y la verdad es que la pasamos muy bien.
Pero esa misma noche, mientras hacíamos un descanso, mi celular comenzó a sonar insistentemente. Sí, era mi amigo, el ex de la chica que tenía desnuda a mi lado. Entré en pánico, no sabía qué hacer. Daba vueltas y vueltas alrededor del aparato sin atinar a levantarlo. Ella, divertidísima con la situación, me impelía a contestar para no levantar sospechas (pues le había comentado que íbamos a hacer algo juntos aunque, definitivamente, no "eso"). Yo, por supuesto, me sentía en medio de una gran joda para Tinelli.
Al final, tocado de nervios, no contesté y, prácticamente, inventé una excusa para salir corriendo del departamento. Ella, por supuesto, me mandó justificadamente al diablo y desapareció por un par de semanas. Cuando nos volvimos a ver, ambos parecíamos haber quedado curados del susto. Eso sí, como era de suponer, ella le contó todo a su mejor amiga, ésta a la suya (que nunca es la misma), y así, sucesivamente, hasta que la historia llegó a los oídos de mi pata. Él, felizmente, tomó todo deportivamente.
Me pregunto si realmente le gusto a esa chica. Es guapa, divertida, abierta. Lo malo es que estoy demasiado agotado para averiguarlo.
De los regalos su etiqueta
Hace 4 años.
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